martes, 15 de diciembre de 2015

“¡Ja!”, 2014. Scott Weems

  Un estudio acerca del humor puede despertar curiosidad, pero el hecho es que todo lo que caracteriza la mente del ser humano por fuerza ha de poseer un significado profundo para nosotros.

Los niños de menos de seis años no distinguen entre una mentira y un chiste (…) Tampoco comprenden la ironía y el sarcasmo.

Los ordenadores no saben contar chistes. No son pensadores desordenados. Buscan soluciones de manera lineal, en lugar de dejar que su mente discuta y vaya a la deriva hasta que alguna solución surja de la nada. 

 El neurocientífico Scott Weems pretende aunar lo empírico con lo cotidiano y lo social en su visión del humor. Por supuesto, él considera que el humor es algo saludable y relacionado con la inteligencia.

El humor es como el ejercicio del cerebro, y al igual que el ejercicio físico refuerza el cuerpo, ver las cosas desde una perspectiva divertida es la manera más saludable de mantener nuestra agudeza cognitiva. 

El humor y su síntoma más corriente —la risa— son productos derivados de poseer un cerebro que se basa en el conflicto. Al manejar constantemente la confusión o la ambigüedad, nuestra mente se adelanta a los acontecimientos, comete errores y, generalmente, se atasca en su propia complejidad. Pero eso no es malo. Por el contrario, nos proporciona adaptabilidad y un motivo constante de risa.

¿Por qué debería importarnos lo que es el humor, y cómo influye en nuestro bienestar físico, psicológico y social? Los estudios demuestran que el humor beneficia a nuestra salud, nos ayuda a llevarnos mejor con los demás, e incluso nos hace más inteligentes. 

    La descripción psicológica es aproximadamente simple:

El humor (…) consiste en la elaboración social o psicológica de ideas que nuestra mente consciente no puede manejar con facilidad.

La sorpresa es importante para el humor del mismo modo que es importante para la intuición: desechar suposiciones falsas nos produce placer. 

Reímos, lloramos y tenemos personalidades maleables porque nuestro cerebro se ha desarrollado a lo largo de generaciones para ser adaptable. Sin la capacidad de reír, no podríamos reaccionar ante gran parte de lo que nos ocurre. Sin sentido del humor para disfrutar de la incongruencia o el absurdo, quizá nos pasaríamos toda la vida en un estado perpetuo de confusión, en lugar de transformar ocasionalmente estos sentimientos en diversión. En este sentido, el humor es un rasgo evolutivo tan importante como la inteligencia, porque sin él no podríamos hacer frente al mundo complejo que hemos creado. 

  Sin embargo, en este libro se puede echar en falta que no se incida lo suficiente en el lado más oscuro del humor: cuando se utiliza como forma de agresividad. No nos queda claro que éste no pueda ser su origen evolutivo, como sostienen algunos autores…

Los estudios muestran (…) que la gente que ve a los afroamericanos representados como estereotipos negativos en las comedias satíricas no tarda en adoptar actitudes negativas hacia ese grupo en la vida real. 

[En un experimento psicológico se observaba que,] en comparación con los sujetos poco sexistas, los sujetos muy sexistas se comprometían a entregar mucho menos dinero al Consejo Nacional de Mujeres, pero solo después de leer los chistes sexistas

Las tribus dyak de Borneo [están] acostumbradas a combatir entre ellas, y también a cortar cabezas. Cada vez que estas tribus iban a la guerra, comentaban sus escaramuzas acercándose unos a otros e insultándose de la manera más obscena. Los insultos eran groseros, y abundaban las promesas de cortar las extremidades del otro y metérselas en sus lugares más íntimos. También había comentarios personales y ofensivos sobre las proezas sexuales.(…) Para las tribus dyak de Borneo ese propósito era demorar la violencia, al menos durante un rato.

  ¿Demoran la violencia o, al igual que sucede con los chistes racistas o sexistas, se ayudan a alcanzar el climax necesario para su ejecución? No sería entonces muy diferente a lo que sucede con ciertas prácticas culturales violentas (como los deportes) a los que se atribuye valor de catarsis, pero que en general contribuyen más bien a activar los mecanismos psicológicos de la agresión.

La gente que utiliza el humor agresivo intenta reforzar su personalidad a expensas de los demás, y no es de sorprender que dé una alta puntuación en los test de hostilidad o agresividad. Y luego está el humor autodespreciativo. (…) En lugar de denigrar a los demás, los humoristas autodespreciativos la toman consigo mismos, a menudo como mecanismo de defensa por su baja autoestima. (…) Estos dos estilos podrían tener efectos adversos a largo plazo en la longevidad (…) El humor puede mejorar nuestra salud o perjudicarla, según como lo utilicemos.

  Entre las muchas anécdotas que aparecen en este libro, se mencionan casos concretos de famosos humoristas norteamericanos (en Estados Unidos, el “comedian” es toda una celebridad en el mundo del espectáculo), pero no se mencionan los numerosos casos de rasgos psicóticos que suelen darse en ese tipo de artistas. Weems parece más interesado en resaltar el lado positivo del humor.

El humor cumple una importante función social, pues nos ayuda a afrontar el dolor y resolver opiniones encontradas acerca de figuras prominentes. 

Los estudios muestran que tenemos más tendencia a compartir la risa que ninguna otra respuesta emocional

Los estudios indican que el uso del humor en entornos cotidianos —por ejemplo, cuando contestamos a los correos electrónicos utilizamos imágenes descriptivas— está estrechamente emparentado con la inteligencia

Sabemos que la risa beneficia al cuerpo porque es un ejercicio aeróbico. Mediciones enormemente controladas han demostrado que la risa gasta entre 40 y 170 kilocalorías por hora. Muchas investigaciones la habían equiparado a otras formas de ejercicio, y la más común afirmaba que cien risas equivalían más o menos a la entre diez y quince minutos en una bicicleta estática


  Al menos, se incluyen algunas paradojas en cuanto a las consecuencias…

La gente con sentido del humor [vive] menos que todos los demás (…) Podría tener que ver con la posibilidad de que la gente con humor no cuide más su cuerpo.

El humor no es tanto una cura mágica como una forma de prevención

  En este caso, el de la “prevención”, Weems utiliza un experimento en psicología que demuestra que el ejercicio del humor ayuda a afrontar circunstancias desagradables… pero que no tiene efecto reparador cuando las circunstancias desagradables se producen antes de la experiencia de humor… En el experimento se les hizo ver a los sujetos una película que

mostraba muertes horrendas escena tras escena

   Este visionado se pretendía complementar con películas de humor

Algunos sujetos comenzaron viendo dieciséis minutos de actuaciones cómicas antes de pasarles las escenas de muertes. La intención del humor era proporcionarles protección, una especie de inoculación para las terribles escenas que seguirían. Otros vieron la comedia después.

  Y el resultado fue que

los sujetos que habían visto actuaciones cómicas afrontaban mejor la película estresante; en concreto, les ayudaba a disminuir la tensión percibida. Sin embargo, estos beneficios se limitaban a un grupo en particular: el de los que habían visto la comedia antes. De hecho, el estudio prácticamente no mostró ningún beneficio a los que habían visto la comedia después, pues por entonces ya era demasiado tarde. El único beneficio aparecía en sujetos que habían estado de buen humor cuando había comenzado el experimento

  La experimentación psicológica y los datos estadísticos también reflejan la consideración social del humor y su valoración como atractivo sexual

El sentido del humor era el segundo rasgo más deseado, solo detrás de la inteligencia. Las mujeres lo valoraban el primero. Para los hombres ocupaba el tercer lugar, tras la inteligencia y la belleza. No obstante, esta afinidad para el humor no siempre ha sido tan poderosa. En un estudio similar realizado en 1958, el humor ocupaba un puesto mucho más bajo entre los rasgos preferidos por las mujeres para su pareja, después de características como «pulcro», «ambicioso» y «que tome decisiones sensatas con el dinero». En 1984 aparecía detrás de la inteligencia y la sensibilidad. En 1990 el número dos, de nuevo detrás de la sensibilidad. Una de las razones posibles de este cambio de prioridad es que las mujeres, al ver ampliado su campo laboral, comenzaron a desear cosas distintas de los hombres. 

  Otro dato que nos hace reflexionar…

Hay mucha gente religiosa que tiene poco sentido del humor. Puede que esto parezca una generalización injusta, pero al menos tiene una base científica. 

  Si tenemos en cuenta que han sido los cambios religiosos (o ideológicos) los que principalmente han promovido las mejoras sociales, la falta de sentido del humor puede también tener un sentido positivo, de la misma forma que la actitud de las mujeres, en tiempos de mayor inseguridad, daba menos importancia a algo que parece menos urgente.

  En conjunto, la impresión que deja este interesante aunque un tanto incompleto trabajo es que el sentido del humor es ambiguo. Como burla y forma de violencia es una referencia universal, y puede que incluso su origen evolutivo, pero como elaboración de la mente parece un claro marcador de inteligencia. Scott Weems no aborda la diferencia entre “humor inteligente” o “vulgar”, entre ironía y literatura, ni entre hilaridad y buen humor u optimismo. Sí señala la desconfianza al respecto de algunos sabios de la Antigüedad, como Platón

Platón prohibió el humor en La República, ya que distraía a la gente de asuntos más serios. No era el único; los antiguos griegos, a pesar de lo instruidos que eran, consideraban que la risa era peligrosa porque conducía a la pérdida del autocontrol. 

  ¿No será que el humor –la risa, el chiste-, en efecto, puede suponer una forma de eludir el conflicto interpersonal? Quizá el que hoy las mujeres se sientan especialmente  atraídas por los hombres con sentido del humor no quiera decir otra cosa que, sencillamente, se sienten cada vez menos atraídas por los hombres en general y solo se les ocurren atractivos triviales con respecto a ellos…

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