lunes, 1 de septiembre de 2014

“El héroe de las mil caras”, 1949. Joseph Campbell

  En este célebre libro del antropólogo Joseph Campbell se hace un estudio de la mitología centrado, sobre todo, en el arquetipo del héroe legendario, presente en todas las culturas conocidas. Se denomina este esquema como “el monomito”:

El camino común de la aventura mitológica del héroe es la magnificación de la fórmula representada en los ritos de iniciación:separación-iniciación-retorno (…) El héroe inicia su aventura desde el mundo de todos los días hacia una región de prodigios sobrenaturales, se enfrenta con fuerzas fabulosas y gana una victoria decisiva; el héroe regresa de su misteriosa aventura con la fuerza de otorgar dones a sus hermanos. 

El héroe avanza a través de un mundo de fuerzas poco familiares y sin embargo extrañamente íntimas, algunas de las cuales lo amenazan peligrosamente (pruebas), otras le dan ayuda mágica (auxiliares). Cuando llega al nadir del periplo mitológico, pasa por una prueba suprema y recibe su recompensa

   Antes de seguir adelante con los héroes y sus hazañas ¿por qué es importante el estudio en general de la mitología?

La mitología ha sido interpretada por el intelecto moderno como un torpe esfuerzo primitivo para explicar el mundo de la naturaleza (Frazier); como una producción de fantasía poética de los tiempos prehistóricos, mal entendida por las edades posteriores (Müller); como un sustitutivo de la instrucción alegórica para amoldar el individuo a su grupo (Durkheim); como un sueño colectivo, sintomático de las urgencias arquetípicas dentro de las profundidades de la psique humana (Jung); como el vehículo tradicional de las intuiciones metafísicas más profundas del hombre (Coomaraswamy); y como la Revelación de Dios a Sus hijos (la Iglesia). La mitología es todo esto. 

La finalidad del presente libro es descubrir algunas verdades que han estado escondidas bajo las figuras de la religión y de la mitología; el método a seguir será comparar una multitud de ejemplos bastante sencillos y dejar que el antiguo significado se haga aparente por sí mismo. Los viejos maestros sabían lo que decían. 

   El descubrimiento del significado en lo que se refiere a lo más universal de la vida humana –las “verdades”-  es algo que ha ocupado a muchos estudiosos, aparte de los que han tratado directamente con la mitología. Campbell encuentra una conexión entre las diferentes disciplinas que han ahondado en la psicología humana.

Como llave de este misterio no conozco mejor instrumento moderno que el psicoanálisis. Sin aceptar al psicoanálisis como la última palabra en la materia, puede servir como método de aproximación 

Las religiones, las filosofías, las artes, las formas sociales del hombre primitivo e histórico, los primeros descubrimientos, científicos y tecnológicos, las propias visiones que atormentan el sueño, emanan del fundamental anillo mágico del mito.(…) Los símbolos de la mitología no son fabricados, no pueden encargarse, inventarse o suprimirse permanentemente. Son productos espontáneos de la psique y cada uno lleva dentro de sí mismo, intacta, la fuerza germinal de su fuente.

  En suma, el mito –la historia mítica, la cosmología- es la forma en la que las culturas iletradas transmitían su sabiduría trascendente. Una vez llegó la escritura y el pensamiento trascendente elaborado (la filosofía, las religiones doctrinales) la forma mítica fue quedando poco a poco atrás, tomando formas más puramente artísticas y literarias (en general, más ligeras y triviales), pero sus contenidos, en tanto que vinculados a las inquietudes inherentes del individuo y comunidad universales, han perdurado, y en sus formas originarias nos son extrañamente reveladores.

   En el caso de los “héroes”…

Nos ocuparemos de seguir una multitud de figuras heroicas a través de las etapas clásicas de la aventura universal, con objeto de revisar las revelaciones eternas. Esto nos ayudará a entender no sólo el significado de las imágenes vigentes en la vida contemporánea, sino la unicidad del espíritu humano en sus aspiraciones, poderes, vicisitudes y sabiduría.

  Los héroes son significativos para el individuo, que puede tomarlos como patrón de conducta, o para la comunidad en conjunto, que a través de ellos recibe las enseñanzas de las verdades últimas, pero ¿cuál es el significado común de ambas perspectivas?. ¿Que hay determinados obstáculos a superar en la vida?, ¿que hay una verdad última que trasciende lo cotidiano y que tal vez lo cuestiona?

  Porque en la búsqueda por el héroe de lo trascendente, existe el riesgo de que, una vez hallado, no valga la pena reintegrarse al mundo del que se ha partido…

El regreso y la reintegración a la sociedad, que es indispensable para la circulación continua de la energía espiritual dentro del mundo, y que, desde el punto de vista de la comunidad, es la justificación del largo retiro del héroe, es usualmente lo que ante él se presenta como el requisito más difícil. Porque si ha alcanzado, como el Buddha, el profundo reposo de la completa iluminación, existe el peligro de que la bienaventuranza de esta experiencia aniquile el recuerdo, el interés y la esperanza en las penas del mundo

Se dice que varios santos han muerto mientras se encontraban sumidos en un éxtasis sobrenatural. Son numerosos los héroes que, según la fábula, han permanecido para siempre en la isla bendita, en compañía de la eterna Diosa del Ser Inmortal.

  Es un conflicto lógico que acontece siempre que se apela a la trascendencia. Así, las relaciones sexuales, para ganar mayor relevancia, trascienden a relaciones de amor, y este amor se hace trascender a una altura que supere la mera sensualidad. Al final, ese amor trascendente, no contingente, que ha de ser eterno, siempre valorado, origen, causa y fin de los más íntimos deseos de la naturaleza humana, acaba apartándonos de la misma fragilidad humana, llevándonos al mundo de lo ideal, lo sobrehumano… lo que hace inútil y prescindible la naturaleza originaria carnal. Tanto más ésa puede ser la situación del héroe, que al buscar, afrontando todos los desafíos a su potencialidad humana, los significados últimos de la lucha por la vida puede muy bien acabar hallándose en una dimensión tan elevada que ya no le valdría la pena retornar a las mezquinas inquietudes originarias de la sociedad que le apremió en su aventura. Jorge Luis Borges escribió algunos buenas historias acerca de esto…

  El hecho es que el significado del mito tiene un beneficio para la comunidad, y que el héroe retorna con la riqueza de la sabiduría. Es lo que la comunidad le exige por el bien común. Así que al héroe hay que hacerle volver… aunque sea en la ficción…

  Por eso el héroe no es un Dios. A un Dios la sociedad humana puede importarle un pimiento (¡para eso es un Dios!), pero el héroe, al participar también en la naturaleza humana, siempre ha de seguir vinculado al pueblo del que ha surgido.

Los héroes tribales o locales, como el emperador Huang Ti, Moisés o el azteca Tezcatlipoca entregan su dádiva a un solo pueblo; los héroes universales, como Mahoma, Jesús, Gautama Buddha, traen un mensaje para el mundo entero.

El ciclo cosmogónico ha de seguir adelante no por medio de los dioses, que se han vuelto invisibles, sino por los héroes de carácter más o menos humano y por medio de los cuales se realiza el destino del mundo. Ésta es la línea donde los mitos de la creación empiezan a dar lugar a la leyenda, como en el libro del Génesis después de la expulsión del Paraíso. La metafísica cede su lugar a la prehistoria

  Veamos cómo se vive esta búsqueda a nivel del individuo, siguiendo las pistas que deja el psicoanálisis…

Es posible observar en las primeras fases del desarrollo del niño los síntomas de una incipiente “mitología” de un estado por encima de las vicisitudes del tiempo. Esto aparece como reacciones a las fantasías destructoras del cuerpo que asaltan al niño cuando se le ha separado del pecho materno y como espontáneas defensas contra ellas.(…) Angustias por la integridad de su cuerpo, fantasías de restitución y un silencioso y hondo deseo de indestructibilidad y protección contra las fuerzas “malas” interiores y exteriores, comienzan a dirigir su psique en formación; y todos ellos permanecen como factores determinantes en las posteriores actividades de la vida, neuróticas o incluso normales, en sus esfuerzos espirituales, en sus creencias religiosas y en las prácticas rituales del adulto.

   Y en el sentido más alejado de la fragilidad del individuo, fijémonos en la muy psicológicamente avanzada tradición de la India. En este caso, la mitología de los jainistas, precedentes del budismo…

Había habido un período todavía más feliz cuando los hombres y las mujeres tenían ocho millas de alto y cada uno de ellos poseía doscientas cincuenta y seis costillas. Cuando ese pueblo superlativo murió, pasó directamente al mundo de los dioses, sin haber sabido nunca de la religión, porque su virtud natural era tan perfecta como su belleza.

  Esto es extraordinariamente inteligente porque se determina que los seres que poseen la virtud absoluta no necesitan para nada de la religión. Esta concepción lúcida de la necesidad social de la religión es muy característica de las religiones de Oriente. ¿Y no recuerda un poco a los sueños del marxismo de que más allá del estado socialista (en el “comunismo”) el mismo estado, la misma legislación, la misma forma política, carecerían de sentido y se extinguirían por sí solas?

  Campbell se preocupa de los orígenes y finalidad de la mitología. Cómo surge la mitología… y adónde puede llevarnos…

Para los pueblos cazadores primitivos de los más remotos milenios humanos, cuando el tigre de colmillos de sable, el mamut y el reino de las presencias animales menores eran las manifestaciones primarias de lo que era ajeno -al mismo tiempo la fuente del peligro y del sustento-, el gran problema humano era establecer una liga psicológica con el hecho de compartir la selva con estos seres. Una identificación inconsciente tomó lugar y esto finalmente tomó conciencia en las figuras mitad humanas mitad animales de los antecesores totémicos mitológicos. Los animales se convirtieron en los tutores de la humanidad. Por medio de actos de imitación literal -como vemos ahora en los juegos de los niños (o en el manicomio)- se llegó a una aniquilación efectiva del ego humano y la sociedad alcanzó una organización cohesiva.

  Así habrían aparecido las primeras religiones, buscando una cierta armonía con la naturaleza. Pero las religiones evolucionarán después hasta el cambio decisivo de la llamada “Era Axial” de la humanidad (hace entre 3.000 y 2.500 años), cuando se producirá una ruptura. Una de las primeras de estas nuevas religiones fue el zoroastrismo.

Las creencias persas fueron reorganizadas por el profeta, Zaratustra (Zoroastro) conforme a un estricto dualismo de principios del bien y del mal, luz y oscuridad, angeles y demonios. Esta crisis afecto profundamente no solo a los persas sino tambien la materia de las creencias hebreas, y, por lo tanto, siglos despues, al cristianismo. Representa un apartamiento radical de la mas usual representacion mitologica del bien y del mal como efectos procedentes de una unica fuente del ser que trasciende y reconcilia toda polaridad.

  Acaba entonces la visión holística de la humanidad, como parte del entorno natural, y surge la oposición entre humanidad y naturaleza. La distinción del “bien” humano, intolerante con el “mal” del instinto, puede llevar a la búsqueda del absoluto, abriendo una nueva dimensión de la existencia.

   Estas religiones de transcendencia absolutista (no hay retorno, ni ambigüedad, ni dualidad: solo la pureza definitiva a alcanzar en un futuro más o menos próximo), a la larga harán inútil la mitología y la naturaleza excepcional del héroe.

El héroe es el hombre de la sumisión alcanzada por sí mismo. Pero sumisión ¿a qué? Ése es precisamente el enigma que tenemos que proponernos y que constituye en todas partes la virtud primaria y la hazaña histórica que el héroe realizó. 

La travesía del héroe mitológico puede ser, incidentalmente, concreta, pero fundamentalmente es interior, en profundidades donde se vencen oscuras resistencias, donde reviven fuerzas olvidadas y perdidas por largo tiempo que se preparan para la transfiguración del mundo. Cuando esta hazaña se realiza, la vida ya no sufre desesperadamente bajo las terribles mutilaciones del desastre ubicuo

El horizonte familiar de la vida se ha sobrepasado, los viejos conceptos, ideales y patrones emocionales dejan de ser útiles, ha llegado el momento de pasar un umbral.

  Cuando el héroe –o el sabio, o el profeta, o el santo- descubra la naturaleza de lo trascendente nos habremos salvado todos… pero quizá el mundo deje de ser el mismo dentro del cual se han sembrado nuestras angustias primeras.

  Esta condición heroica trascendente, que emana del mito primitivo pero que va más allá, es lógico que despierte recelos. Cuando Sancho Panza le argumenta a Don Quijote que quizá la santidad de los humildes frailes procure mayor fama que las hazañas de los caballeros andantes, Quijote zanja así la cuestión: “muchos son los caminos por los que lleva Dios a los suyos al cielo: religión es la caballería; caballeros santos hay en la gloria”. Él prefiere la aventura…

Típicamente, el héroe del cuento de hadas alcanza un triunfo doméstico y microscópico, mientras que el héroe del mito tiene un triunfo macroscópico, histórico-mundial.

Los cuentos populares representan la acción heroica como física; las religiones superiores dan sentido moral a las hazañas

  ¿No podríamos encontrar una dicotomía parecida incluso en los superhéroes del cómic? Pero, al mismo tiempo, ¿no es inevitable que la existencia de lo uno haga inevitable la aparición de lo segundo? Los primeros héroes de las mitologías primitivas tanteaban la trascendencia en muchas de sus formas secundarias (belleza, sabiduría, paz de espíritu… y sobre todo el honor). Los últimos héroes, los héroes religiosos, alcanzarían la virtud definitiva, ya despojada de los espectáculos maravillosos, quizá por medios más ascéticos, más eruditos y austeros…

  En cualquier caso, la comunidad necesita del héroe para humanizarse más aún, para seguir juntos y solucionar sus angustias que nacen de las mismas contradicciones de la vida en comunidad.

El efecto de la aventura del héroe cuando ha triunfado es desencadenar y liberar de nuevo el fluir de la vida en el cuerpo del mundo.

1 comentario:

  1. Otra buena reseña sobre este libro...

    http://elhogardelaspalabras.blogspot.com.es/search?q=campbell

    ResponderEliminar