domingo, 21 de abril de 2013

"La rama dorada", 1890. J. G. Frazier

  “La rama dorada” ha sido considerado uno de los más brillantes trabajos de la antropología, especialmente si se tiene en cuenta que se escribió en una época aún muy temprana para esta disciplina de las ciencias sociales. Los conocimientos que para entonces habían podido reunirse no eran muchos comparados con los de hoy y, además, había que hacer frente a todo tipo de prejuicios religiosos y raciales que llegaban hasta los mismos ámbitos académicos. Con todo, esta obra clásica nos ofrece una visión general de la naturaleza humana que es aún válida y que consigue hacerse fascinante.

  Aunque se trataría, aparentemente, de una explicación acerca de la magia y la religión, en realidad, el autor comprende que explicar magia y religión equivale a explicar también el ser humano mismo, una empresa que lleva a cabo de una forma en apariencia indirecta, mediante una cuidadosa relación de documentos, de juicios, incluso de historias míticas representativas de todos los periodos históricos durante los cuales ha persistido una misma naturaleza instintiva del ser humano en comunidad.

En último análisis, magia, religión y ciencia no son más que teorías del pensamiento, y así como la ciencia ha desplazado a sus predecesoras, así también puede reemplazarla más tarde otra hipótesis más perfecta, quizá algún modo totalmente diferente de considerar los fenómenos.

  “La rama dorada” se recuerda sobre todo por la formulación explicativa, sencilla e implacable, del fenómeno de la acción humana ante los supuestos hechos sobrenaturales.

Los principios del pensamiento sobre los que se funda la magia son:

   primero, que lo semejante produce lo semejante, o que los efectos semejan a sus causas, 

  segundo, que las cosas que una vez estuvieron en contacto se afectan recíprocamente a distancia, aun después de haber sido cortado todo contacto físico.

El primer principio puede llamarse ley de semejanza y el segundo ley de contacto o contagio.


  Eso es todo lo que hay, lo demás lo pone la misma capacidad humana para la sugestión.

La magia es un sistema espurio de leyes naturales así como una guía errónea de conducta; es una ciencia falsa y un arte abortado
MAGIA TEÓRICA  (La magia como pseudo ciencia) 
MAGIA PRACTICA (La magia como pseudo arte)

El mago primitivo conoce solamente la magia en su aspecto práctico; nunca analiza los procesos mentales en los que su práctica está basada y nunca los refleja sobre los principios abstractos entrañados en sus acciones. Se trata de aplicaciones equivocadas de la asociación de ideas, por semejanza y por contigüidad.


  Al igual que muchos de los primeros pensadores con criterio científico acerca del origen de la sociedad humana, Frazer consideraba que la magia precedió a la religión, algo que hoy está bastante discutido pero que, desde luego, tiene su lógica (“lo semejante produce lo semejante…”)

Una teoría que presupone que el curso de la naturaleza lo determinan agentes conscientes (Religión) es más abstrusa y profunda y requiere para su comprensión un grado más alto de inteligencia y reflexión que la apreciación de que las cosas se suceden unas tras otras tan sólo por razón de su contigüidad o semejanza (Magia).

  A diferencia de otros que vendrán tras él, Frazier no tiene en consideración la utilidad del hecho religioso para facilitar la cohesión social y el avance ético que le es imprescindible. Relaciona más bien a la religión con la percepción de las supuestas causas sobrenaturales de aquello que no es comprensible.

Religión es una apropiación o conciliación de los poderes superiores al hombre, que se cree dirigen y gobiernan el curso de la naturaleza y de la vida humana. 

El  miedo a los muertos es considerado  en general  como la fuerza más poderosa en la formación de la religión primitiva.
 

  Otros autores señalarán, por ejemplo, el fenómeno de los sueños como el origen de las creencias religiosas, pero, en cualquier caso, para Frazer, la religión no está relacionada con el progreso humano, en la misma medida en que tampoco tendría que estarlo la vida sexual o intelectual. El "progreso" parecería estar relacionado más bien con una gradual racionalización a la hora de afrontar los problemas económicos.

El progreso social consiste principalmente en una diferenciación progresiva de funciones, en una división del trabajo. La obra que en la sociedad primitiva se hace por todos igual, se distribuye gradualmente entre las diferentes clases de trabajadores, que la ejecutan cada vez con mayor perfección; y la sociedad en conjunto se beneficia de la especialización creciente. 

   Aparte de darnos a conocer esta visión de la naturaleza humana que todavía hoy es muy valiosa, “La rama dorada”, que es una obra extensa, con diferentes ediciones, nos proporciona un gran número de datos acerca de la “vida primitiva” del ser humano, con observaciones agudas, tomadas en su mayoría de testimonios de los “últimos pueblos salvajes” conocidos en su época, modos de comportamiento que sólo en los últimos siglos y (pocos) milenios han sido alterados por la civilización. Frazer era consciente de que, por muy chocantes que fuesen para sus contemporáneos europeos, tales comportamientos se hallaban mucho más directamente relacionados con la base instintiva humana que la forma de vida civilizada de su propio entorno.

  Algunos ejemplos del amplio contenido del libro: aquí sobre los “primitivos”:

Los hombres primitivos no consideran los milagros como infracciones de la ley natural, no concibiendo la existencia de la ley natural.

Cuando oyeron del Dios cristiano, preguntaron si nunca murió y habiéndoseles dicho que no, quedaron muy sorprendidos y dijeron que debía de ser en verdad un grandísimo dios. (...) Un indio norteamericano aseguró que el mundo estaba hecho por el Gran Espíritu. Habiéndosele preguntado qué Gran Espíritu quería decir, si el bueno o el malo, replicó: “¡Oh! ninguno de ellos, el Gran Espíritu que hizo al mundo ha muerto ya hace mucho. No es posible que viviera tanto tiempo como hasta ahora.”


   Aquí sobre el cambio religioso en pueblos más avanzados:

Otras razas, además de los campesinos europeos, han concebido el espíritu de la cosecha como incorporado a hombres y mujeres vivos o representados por ellos. Cuando los hombres emergen del salvajismo la tendencia a humanizar a sus dioses va ganando fuerza, y cuanto más humanos los hacen, más ancha es la brecha que los separa de los objetos naturales, de quienes primeramente fueron los espíritus animadores o almas.
 

  Aquí sobre las antiguas civilizaciones y su conexión con las religiones cristianas:

El culto de Mitra parece tener muchos puntos de semejanza no tan sólo con la religión de la madre de los dioses, sino también con el cristianismo, combinando un ritual solemne con aspiraciones de pureza moral y esperanza en la inmortalidad. La semejanza extrañó a los mismos doctores cristianos, que la explicaron como obra del diablo.
  

El culto de Isis fue uno de los más populares en Roma y en todo el imperio. Apelaban a él los espíritus apacibles y sobre todo las mujeres, a quienes los ritos sangrientos y licenciosos de otros dioses orientales sólo les perturbaban y repelían. Su ritual majestuoso, sus afeitados y tonsurados sacerdotes, sus maitines y vísperas, su tintineante música, su bautismo y sus aspersiones de agua bendita, sus procesiones solemnes y sus imágenes enjoyadas de Madre de Dios, presentaron muchos puntos de semejanza con las pompas y ceremonias del catolicismo. El parecido no debió de ser puramente accidental

    Junto a tales observaciones, realmente impactantes, también nos encontramos en “La rama dorada” con una serie de juicios que hoy tendríamos que considerar con cierto criticismo.

En general puede decirse que todos los animales considerados como impuros fueron originalmente sagrados; la razón de no comerlos estaba en su divinidad.

En las antiguas religiones occidentales los ciudadanos dedicaban su vida al servicio público y estaban dispuestos a sacrificarse por el bien común; y si retrocedían ante el supremo sacrificio, obraban vilmente prefiriendo su existencia personal a los intereses de su país. Todo esto cambió por la difusión de las religiones orientales, que inculcaron la comunión del alma con Dios y la salvación eterna como único objetivo valioso en esta vida, fin que comparativamente anonadaba en la insignificancia la prosperidad y aun la existencia del estado. El resultado inevitable de esta doctrina inmoral y egoísta fue alejar cada vez más al creyente del servicio público, concentrando sus pensamientos en las emociones espirituales propias y engendrando el desprecio de la vida presente

  Y quedan para el final unas observaciones hacia lo que más adelante se denominarán las “religiones compasivas” (propiamente, acerca de Buda y Jesús):

Los austeros ideales de santidad que ellos inculcaron eran profunda y demasiado opuestos no sólo a las flaquezas sino también a los instintos naturales de la humanidad para poder ser llevados a la práctica por más de un escaso número de discípulos que, en conformidad con los ideales, renunciaron a los lazos de familia y de patria para ganar su salvación en la callada reclusión del claustro. Para que tales credos pudieran ser nominalmente aceptados por naciones y aun por el mundo entero, era menester que antes fuesen modificados de acuerdo, en alguna medida, con los prejuicios, pasiones y supersticiones del vulgo.

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